El primer ángel resucitador
1 Y yo, Juan, el hijo del trueno, Presbítero de Éfeso, tuve una última revelación. Y es éste un apocalipsis de vida y de esperanza. Y por ello escribo y por mandato de
quien me dijo: «Ven y te mostraré lo que sucede tras el sueño de la primera muerte.» Y en mi visión me vi a mí mismo, en mi casa de Éfeso, cumplida ya mi existencia y escribiendo cuanto
aquí escribo. Y frente a mí se hallaba el primero de los ángeles resucitadores del Señor. Y me dijo: «Ven. Es la hora.» Y mis ojos se cerraron y fui presa de un dulce y apacible sueño. Y una voz
que no era mi voz habló dentro de mí y dijo: «Éste es el primer sueño: aquel que precede a la verdadera vida.» Y después de esto, todo fue negrura y silencio. Y yo sentí un gran espanto, porque
no sabía dónde me hallaba, ni qué había sido de mí. Pero el primer ángel resucitador me condujo hacia la luz. Y al despertar no supe dónde me hallaba. Mi cuerpo no era cuerpo de carne ni de
sangre, pero era un cuerpo. Y el ángel resucitador me mostró cuanto me rodeaba y dijo: «Está escrito por ti, Juan: "En la casa de mi Padre hay muchas mansiones." Ésta es la primera mansión de la
vida. Éste es el Templo de la Vida Nueva. Éste es el primer mundo de Moroncia.» Y así supe que, tras la muerte, los humanos son transportados a los siete mundos que llaman de Moroncia, muy
próximos a la sede-capital del Sistema de mundos en el que habitamos. Y esa sede-capital es Jerusem. Y el espíritu adormecido de cada hombre y mujer es depositado en el Templo de la Vida Nueva. Y
del tabernáculo de ese Templo parten siete alas radiales. Y en todas ellas se abren las sagradas salas de resurrección de todas las razas humanas de todos los mundos habitados del Sistema. Y cada
ala del Templo está destinada a una de las siete razas del tiempo y del espacio. Y cada una de las alas dispone de cien mil habitaciones personales de resurrección. Y allí, en cada habitación
santa, los ángeles resucitadores del Señor reconstruyen la personalidad de cada humano. Y al despertar a la nueva y verdadera vida, cada hombre y cada mujer reemprenden esa nueva vida en el punto
exacto en el que fue quebrado por la primera muerte. Y todo en aquel mundo era igual al anterior. Sólo mi cuerpo no era como mi anterior cuerpo pues, aun viéndolo, palpándolo y sintiéndolo, no
supe reconocerlo.Y después de esto me vi en medio de una multitud que tampoco se reconocía. Y los ángeles resucitadores nos condujeron a la gran ciudad de Moroncia. Y el primer ángel resucitador
dijo:«Ésta es la ciudad de Melquizedek, vuestro nuevo hogar. Aquí seréis instruidos y educados en la carrera ascensional hacia el segundo mundo de Moroncia.»Y durante diez días del nuevo
tiempo, los resucitados son libres de conocer cuanto les rodea y les ha sido dado por la gracia del Señor. Y allí están muchos de los que nos han precedido en el sueño de la muerte. Y llegado al
undécimo día, los nuevos pobladores de la ciudad santa de Melquizedek se reúnen en torno a los maestros y son instruidos en las cosas del primer mundo de la Vida. Y esa sagrada educación parte
del punto exacto en que se vio truncada por la muerte. Y el primer ángel resucitador habló de nuevo y dijo: «Ésta es la gran experiencia del primer mundo de la Vida: aquí serán corregidos los
muchos defectos y la herencia terrenal que arrastra cada mortal del reino del tiempo y del espacio. Seréis estudiantes de vosotros mismos. Seréis vuestros propios jueces. Éste es el juicio
particular.» Y el tiempo de permanencia en el primer mundo de la v Vida es medido por uno mismo.Y en mi visión supe que no me era dado traspasar los límites del primer mundo de
Moroncia. Y el primer ángel resucitador dijo: «Escribe, Juan, hijo de la nueva vida, lo que muy pocos conocen. Esto es lo que te aguarda en el segundo Templo.» Y esto fue lo que
escribí:
El mundo de la armonía mental
2 «Concluido el tiempo de permanencia en el primer mundo santo, los peregrinos de la Perfección son nuevamente adormecidos y transportados por las órdenes seráficas hasta el
segundo mundo de Moroncia. Y allí despiertan tras el segundo sueño de la muerte. Y cada criatura ascendente dispondrá entonces de un nuevo cuerpo, que en nada se asemejará al primer cuerpo
mortal. Y ese cuerpo será nuevamente glorioso. Y en él, como en los cuerpos de los sucesivos mundos de Moroncia, vuestra memoria será respetada y enriquecida. Pero esa memoria nada tiene que ver
con vuestro cerebro físico mortal. Será la memoria cósmica la que prevalecerá. Y esa memoria no será bloqueada jamás. Y, aunque glorioso, vuestro nuevo cuerpo será alimentado. Y ese alimento será
un reino de energía viviente. Lentamente, de mundo en mundo, seréis cada vez menos materiales, hasta que, definitivamente, en la última de las esferas de Moroncia, ni siquiera preciséis de un
cuerpo glorioso. En el primero y en el segundo mundo de Moroncia olvidaréis y perderéis todas vuestras deficiencias biológicas, así como los terrenales apetitos sexuales. Y seréis limpios de las
limitadas concepciones de asociación familiar y de parentescos, para asimilar y hacer vuestros los reales conceptos de familia espiritual y cósmica. Ésa será vuestra sagrada y genuina realidad. Y
a lo largo de vuestra permanencia en este segundo Templo, todos vuestros esfuerzos y los de vuestros instructores irán encaminados a la definitiva corrección de la desarmonía mental. Será aquí
donde se extinguirán todos vuestros conflictos intelectuales. Y una extraña paz, como jamás hayáis soñado, reinará para siempre en vuestro espíritu.»
El mundo de la clarividencia
3 Y el ángel resucitador habló de nuevo. Y esto fue lo que dijo: «Escribe, Juan. Esto es lo que te aguarda en el tercer mundo de Moroncia.» Y esto fue lo que escribí:«El
tercer Templo es la morada de los Instructores de todos los mundos de Moroncia. Y su número es legión.Ellos serán vuestros educadores y vuestros guías. Ellos os reciben y ellos os despedirán. Y
será en compañía de estos sublimes querubines con quienes aprenderéis y viajaréis hasta la sede-capital de Jerusem. Y en esta tercera morada, en la que ingresaréis tras el sueño de la tercera
muerte, seréis adiestrados en las grandes realizaciones personales y colectivas; en especial, en aquellas que no conocisteis o que quedaron inconclusas en vuestros respectivos planetas natales.
Mientras que en los dos primeros mundos de Moroncia la educación de los recién llegados es básicamente restrictiva, anulando la pesada carga de limitaciones y defectos de toda vida encarnada, en
el tercer Templo se os abrirán los ojos a la auténtica clarividencia cósmica. Y las verdades del universo empezarán a brillar en vuestros corazones. He aquí el inicio de la gran educación
universal y divina. He aquí, en la tercera morada moroncial, la iniciación a las inmensas verdades y secretos de la Creación. Y vuestro espíritu se sentirá pleno de sabiduría y de gratitud hacia
la Deidad.»
El mundo de la fraternidad
4 Y el ángel resucitador habló y dijo: «Juan, esto es lo que hallarás en el cuarto mundo de los peregrinos de Dios. Escribe para que otros conozcan la verdad.» Y esto fue lo que
dijo:«Y seréis nuevamente sometidos al sueño de la muerte y desde la tercera morada se os conducirá a la cuarta. Éste es el mundo de los superángeles y de las Brillantes Estrellas de la Tarde.
Vuestra experiencia será ya larga y sublime. Y aquí, tras recibir el nuevo cuerpo glorioso, entraréis a formar parte de la gran fraternidad de peregrinos ascendentes hacia el Paraíso. Aquí seréis
instruidos e iniciados en los placeres y exigencias de la auténtica vida de hermandad en el cosmos. Y participaréis en actividades comunes que no tienen su fundamento en el egoísmo individual o
en los triunfos personales. Seréis entonces introducidos en todo un nuevo orden social, basado en el amor y en el servicio mutuo: la gran norma del universo. Sólo entonces seréis plenamente
conscientes del destino común y supremo de todas las criaturas: la búsqueda del Paraíso. Sólo entonces empezaréis a intuir la prodigiosa realidad del Padre Universal. Aquí será donde aprenderéis
igualmente la lengua de vuestro universo local de Nebadon, así como la de Uversa, la sede-capital de vuestro Superuniverso. Y el conocimiento de esas dos lenguas os acompañará hasta las puertas
del Paraíso.»
El mundo de la conciencia cósmica
5 Y el ángel de la Resurrección me habló de nuevo. Y dijo: «Escucha, Juan, cuanto acontece en el quinto mundo de Moroncia. Éste, como los anteriores, también será tu hogar.»Y
esto fue lo que escribí: «Y los transportes seráficos os conducirán desde el cuarto al quinto Templo de la Nueva Vida. Y allí, tras el sueño de la quinta muerte, se os mostrarán las nuevas
maravillas del Señor. Ésta es la antesala de Jerusem, la sede-capital de vuestro Sistema de Mundos de Satania. Y aquí tendréis cumplida información de muchos de los grupos y órdenes de hijos
perfectos del Hijo Creador. Y seréis uno con ellos. En la quinta morada de Moroncia recibiréis las primeras instrucciones en relación a vuestro segundo gran salto: el mundo de las Constelaciones.
Y vuestras visitas a Jerusem serán mucho más frecuentes, familiarizándoos con la sede del Sistema. Será aquí donde, al fin, asistiréis al despertar de vuestra conciencia cósmica. Será en el
quinto Templo de la Nueva Vida donde empezaréis a pensar cósmicamente. Y vuestros horizontes espirituales se ensancharán hasta límites inimaginables. Y entonces seréis en verdad conscientes del
gran plan de la Divinidad. Y os sentiréis dichosos, plenamente dichosos, por el privilegio de formar parte de la gran familia del Padre Universal. Será entonces cuando comprenderéis la
magnificencia de vuestro destino y la inmensa misericordia del Espíritu Infinito. Es en el quinto mundo donde el peregrino hacia la Eternidad toma la iniciativa en su ascendente camino hacia
Havona. Y se vuelve audaz. Estas criaturas ascensionales son ya "cuasiespíritus".»
El mundo del nombre cósmico
6 Y en mí visión vi al ángel resucitador. Y esto fue lo que dijo: «Juan, hijo del trueno, escribe lo que muy pocos conocen. Así es la sexta morada: la que hallarás tras el sueño
de la sexta muerte.» Y esto fue lo que escribí: «Un nuevo cuerpo glorioso será vuestro en la sexta morada de Moroncia. Pero ese cuerpo será como un no cuerpo. Y el sexto Templo de la Vida Nueva
será recordado por el peregrino hacia Havona como el gran momento de su definitiva fusión con el Monitor de Misterio. He aquí una etapa brillante en la carrera ascensional de las criaturas
evolucionarías del tiempo y del espacio. El alma inmortal del nuevo hombre se hace una, al fin, con la chispa prepersonal del Padre. Y aunque este histórico suceso pudo haber ocurrido, incluso,
en la vida encarnada, es en el sexto mundo donde, en general, alma y Monitor se reconocen y funden. Y en ese histórico instante, los superángeles proclaman: "He aquí un hijo muy amado, en quien
mi alma se complace." Y esta sencilla ceremonia marca el ingreso oficial de un mortal en el camino sin retorno hacia el Paraíso. Y el peregrino hacia la Isla Nuclear de Luz recibe entonces su
verdadero nombre cósmico y el secreto de su nombre cósmico. Y así fue escrito: "El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias: al vencedor le daré maná escondido; y le daré
también una piedrecita blanca, y, grabado en la piedrecita, un nombre nuevo que nadie conoce, sino el que lo recibe."» Y estos peregrinos serán entonces como superhombres y algo inferiores a los
ángeles. Pero su futuro es ya espléndido. Y los que "proceden de la gran tribulación" habrán dejado atrás todo vestigio de carne y de sangre mortal y toda impureza y toda limitación.»Y será en la
sexta morada de Moroncia donde las criaturas del tiempo y del espacio serán iniciadas en las cosas y en los secretos de la gran administración del universo local al que todavía pertenecen. Y será
aquí donde conocerán al Soberano Sistémico. Y Él les hablará de los Padres de las Constelaciones y del Gran Micael, el Hijo Creador de Nebadon.»
El mundo sin muerte
7 Y así habló el ángel resucitador: «Escucha, Juan, el final de la carrera ascensional por los mundos desmaterializadores. Esto es el séptimo Templo de la Vida Nueva.» Y
esto fue lo que escribí: «Ésta es la morada sin muerte. Ésta es la esfera de la culminación. En el séptimo mundo de Moroncia, los peregrinos del tiempo y del espacio no necesitan ya de un cuerpo.
Han alcanzado finalmente su auténtico estatuto espiritual. Son espíritus, dispuestos a vivir la gran aventura de la Divinidad. Al llegar al séptimo mundo no quedará en vosotros el menor rastro de
vuestras limitaciones pasadas. La herencia de la Bestia habrá quedado borrada. No seréis ya hombres, sino ángeles. Y seréis adiestrados e instruidos en vuestros derechos y deberes como futuros
ciudadanos de Jerusem, la sede-capital del Sistema: vuestro inminente hogar. De mundo en mundo habréis transitado como individuos. Ahora seréis preparados como grupo. Y aquel que así lo desee
podrá permanecer en el séptimo Templo, en misión de ayuda y socorro de los peregrinos retrasados en el camino ascensional.» Y un histórico día, los nuevos ángeles serán reunidos en el mar de
cristal del séptimo mundo de Moroncia. Y los transportes seráficos los conducirán a su destino final, aunque siempre transitorio: Jerusem. Entonces seréis definitivamente inmortales.»Pero vuestro
camino hacia el Paraíso no habrá hecho sino empezar... Y nuevas eras y nuevos lugares y nuevos misterios os serán revelados por la gracia del Padre amantísimo. Quien tenga oídos, oiga esta nueva
revelación.»